Hoy en día, existe la sensación de que solo vale lo científico y lo tecnológico. Vemos que las humanidades y las letras son continuamente denostadas. En los institutos, se recomienda “hacer letras” a los alumnos menos brillantes a nivel académico. Estudiar historia, geografía o filología son opciones de segunda clase.

Sin embargo, en el mundo empresarial, parece que esta tendencia hacia el endiosamiento de lo tecnológico a costa de todo lo demás está empezando a cambiar. Las empresas informáticas y tecnológicas se están dando cuenta de que muchos de sus empleados dominan las denominadas hard skills, pero carecen de las soft skills.

Han comprendido que es más fácil enseñar a un empleado cómo funciona un programa de software que dotarle de empatía o hacer que sea bilingüe, logro que requiere muchos años de constancia, dedicación, conocimiento de otras culturas (incluida su historia y geografía), y estar abierto a “thinking outside the box”.

¿Puede que en medio de la vorágine tecnológica la sociedad se esté dando cuenta de que no podemos vivir sin las humanidades? ¡Ojalá!